lunes, 28 de marzo de 2011

DE CINCO ALARMAS

Como el poso inagotable
que dejan las puertas entreabiertas,
como desampararse cuando es tarde
para encontrar un lugar
o seguir adelante,
así es nuestra soledad inquieta,
cargada de taras, defectos y cargas
como el autobús de línea
que, como sabes, para en casa,
como estela de humo en la terraza,
como la certeza de tener algo parecido al alma
y el miedo transgresor
de no saber como emplearla,
como el último estertor
de este verano adelantado,
así es nuestra soledad desubicada,
como quedarse mirando fijo a un punto,
como la amnistía de la risa en la almohada,
como romper aguaceros sin los ojos
y programar cinco alarmas.



NO PUDE RESISTIRME. FOTOPOEMA.
Pongamos que es domingo de resaca intermitente,
pongamos que el asedio de la pequeña gran ciudad
te quiebra pero también te acompaña,
pongamos que tienes ganas de llorar y de reírte,
que hemos hablado por teléfono aunque me disgusta,
pongamos que la lluvia cae en Gran Vía como gris nieve
y tú te cuestionas donde aprendes, donde duermes, donde estás
pero la nieve sigue derramándose sobre el verde
que protege a esa estatua que ya nadie recuerda,
pongamos que estás tranquila y nuestro pecho impertinente
reclama abrazos azules y calor cansado,
pongamos que extrañarse es cosa vana
y no para de nevar tras la ventana
mientras escribes nombres sobre el vaho
sin que se espante  el humo del cigarro,
pongamos que haces de una canción tu historia
y cantas, midiendo con caricias los silencios
que van cayendo al suelo como folios en blanco,
pongamos que la primavera apresurada
ha vuelto al pueblo donde lloramos y reímos tanto
y vibra inclemente este cuaderno,
y le haces una mueca a la esperanza
de volver a saber algo
sin apenas  aprender nada.

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